Crónicas de futbolistas santandereanos
Por Hermes Díaz Correa
Roberto Riquelme Passow |
15 años como futbolista profesional fueron los años en la carrera futbolística de
Roberto Riquelme Passow, hijo de una leyenda del arco leopardo en la
década del 70, Adolfo Riquelme.
Millonarios de Bogotá y Atlético Bucaramanga en el futbol colombiano fueron sus
2 camisetas, Bonita Banana y Bolívar de Bolivia en el futbol extranjero,
Gabriel Ochoa Uribe nunca creyó en el
cómo arquero, el 8-1 frente a Cúcuta Deportivo en el General Santander su mayor
goleada.
Como fueron sus inicios en el futbol
Tengo 59 años de edad, soy paraguayo de nacimiento y
santandereano de corazón y viviendo en
Bucaramanga desde 1967, me inicie en el Atlético Bucaramanga en 1971 al
año siguiente ya entre a formar parte del Bucaramanga y debute frente al Independiente
Santa fe de los yugoslavos que tenia entre otros a Tiblas Joseph, un rubio de
1,91 de estatura, yo debute al retiro de mi padre, estábamos en esa época Egidio
Hinestroza, Morantes que era de la selección Santander y yo, el día anterior estaba entrenando Egidio Hinestroza
y se fractura un dedo , y me toco tapar, el técnico del Bucaramanga era Omar
Verdum y el asesor técnico era mi padre, recuerdo las palabras de Omar Verdum a
mi papa, viejo, nos toco mandar al flaco a la guerra y fue un lindo debut ganamos 2-0 y seguidamente ganamos los
3 partidos y de hacia adelante comencé a ser titular con Bucaramanga.
¿Recuerda cuantos partidos alcanzo a atajar?
250 partidos aproximadamente con las camisetas de Atlético
Bucaramanga.
¿Heredo algo de su padre?
Muchas cosas aunque en esto del arco todo ha
evolucionado, yo era arquero de 3 palos, debajo del arco, de gran agilidad de
grandes reflejos, el arquero libero no era ninguna innovación porque Carrizo lo
había hecho y Gatti.
Cuál era su sueño de infancia
Siempre estuve al lado de mi padre, yo no era arquero, yo
era mediocampista, luchador, algo de manejo con el balón, goleador, pero un día
por casualidad el arquero titular no llego, entre al arco y ahí me quede. TODA LA CRÓNICA AQUÍ
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